Nota de apoyo al profesor Carlos Zacarias (UFBA) y en defensa de la autonomía universitaria
El profesor Carlos Zacarias, más de
veinte docentes de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), además del rector de
aquella institución, profesor João Carlos Salles, sufren en este momento, intimidaciones
por la creación del curso optativo FCH436
– Tópicos Especiales en Historia: El Golpe del 2016 y el futuro de la
democracia en Brasil. Se trata de un peligroso precedente de violento
ataque a la autonomía universitaria, esto es, a uno de los elementos fundantes
y absolutamente imprescindibles para la vida académica. El curso, propuesto por
el Departamento de Historia, fue creado después de cumplidos todos los tramites
institucionales previstos, lo que significa que fueron oídas todas las
instancias competentes, inclusive órganos colegiados, multidisciplinarios y
plurales. El poder de crear y extinguir cursos es inherente a la naturaleza de
la institución universitaria, se conecta con su finalidad suprema que es la
producción, la crítica y la difusión del conocimiento. Destituirla de esa
prerrogativa significa rebajarla en el proceso del conocimiento, hacer de ella
una mera repetidora de fórmulas e informaciones.
Carlos Zacarias y los demás colegas
de la UFBA no están solos. La creación del curso surgió por iniciativa de un
docente de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia y su objetivo general
era estudiar la escena política contemporánea, fuertemente impactada por los profundos
cambios políticos producidos a partir de la deposición de la presidenta Dilma
Roussef. Al respecto, se levantó una reacción oscurantista e histérica por
parte de quienes no admiten llamar golpe al golpe. Cuestionar la validez del
concepto de golpe – o de cualquier otro concepto científico – es plenamente
legítimo, desde el plano horizontal del debate, sea entre pares o en público.
Si eso se hace a partir de interpelaciones policiacas, la cosa cambia
completamente de figura. A partir del episodio en la Universidad de Brasilia,
decenas de otras instituciones, incluso la Unidad Federal de Bahía, crearon
cursos semejantes. El mensaje es claro: en la universidad pensamos el país a
partir de criterios que no necesitan ser previamente autorizados por la clase
dominante, y eso incluye a los actos de amedrentamiento que ellos vengan a
practicar.
Entendemos que la ofensiva contra el
curso y los profesores compone un escenario más amplio de ataques a la
educación pública, que se extiende desde la enseñanza escolar hasta la
educación superior, manifestados en diferentes iniciativas conocidas por nosotros:
Escuela sin partido, reformas de la enseñanza media y recortes presupuestales.
Tales acciones expresan la visión del mundo de los grupos dominantes y su
proyecto de poder, con características fascistas, antidemocráticas y
golpistas.
Por otro lado, desautorizar la
competencia de la Universidad en rutinas de la vida académica y atropellar su autonomía
son actos no solamente violentos, sino también presuntuosos. Antigua y renuente
presunción que, armada de creencias religiosas o políticas, o en defensa de
intereses económicos, viene agrediendo a la libertad de pensar que ha sido, por
siglos, la esencia de la Universidad. En Brasil, la Constitución reconoce y
protege la autonomía de las universidades, pero ¿qué es la Constitución para
quien, ayer como hoy, apoya golpes y regímenes nacidos de ella? Hallarse más capaz
que la propia Universidad para determinar lo que ella puede o no puede hacer en
el ejercicio de sus funciones es el pasaporte para intimidar y, si consiguieran,
perseguir y silenciar pensamientos considerados peligrosos o
inconvenientes.
La libertad de pensamiento, sin
embargo, es un patrimonio valioso demás para ser abandonado, aún delante de
amenazas mayores que esas. Fue por eso que siempre resistimos, como saben los
golpistas. La humanidad necesita del conocimiento libre, necesita de nosotros.
No necesita de ellos ¡No pasarán!
Laboratorio de
Historia y Memoria de la Izquierda y de las luchas Sociales (LABELU)
Campus de la Universidad Estadual de
Feira de Santana, marzo de 2018.
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